Los pescadores aretsanales peruanos se encuentran considerablemente afectados,
luego del posterior desastre ocurrido el 15 y 26 de enero del presente año en la
costa de Lima. El derrame de 11.900 barriles de crudo ha sido considerado como
el peor desastre ecológico del Perú en la historia. Ante lo cual se pidió mayor
atención a las autoridades con respecto a este hecho para sancionar a los
responsables. Miguel Nuñes , presidente de la asociación de pescadores
fundadores, armadores y estibadores artesanales de la playa Bahía Blanca de
Ventanilla, señala lo siguiente: “Para nosotros es una gran tristeza que nuestro
mar esté contaminado, que los pescados que pescábamos ya no vamos a pescar como
lo hacíamos antes. Es muy triste, nos afecta mucho a nuestras familias”. Los
principales afectados han sido los pescadores artesanales quienes pidieron al
gobierno el apoyo correspondiente para que Repsol los indemnice por todo el
tiempo que han dejado de realizar sus laborales habituales de pesca, hecho que
los ha afectado de manera significativa, desde el punto de vista económico.
Aunque muchos se han visto en la necesidad de realizar otras labores, pues la
pesca es una labor que exige otro tipo de esfuerzo, ya que en la actualidad es
necesario alejarse unos 200 kilómetros para poder pescar. El primer derrame:
Este hecho ocurrió en el Mar de Grau el 15 de enero durante una descarga de
petróleo del buque italiano, propiedad de la empresa Fratelli d’Amico Armatori
S.p.A, hacia una refinería de Repsol, la más grande de Perú. El vertimiento
impactó un área de un poco más de 100 kilómetros cuadrados. La fauna marina fue
la más afectada, así como también, diferentes especies de aves, tales como
cormoranes, guanayes, piqueros, pingüinos de Humboldt, pelícanos y gaviotas
peruanas. Un cálculo aproximado con respecto a las personas afectadas directa o
indirectamente, que pertenecen a toda la cadena de trabajadores, no solo
pescadores, es de 700,000 personas. Quienes ha sufrido los efectos de este
desastre que dejó una playa contaminada y un perjuicio irreparable a todo el
ecosistema marino.
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